PENSAMIENTO QUE IMPLICA CONGRUENCIA…
Desde mi punto de vista UNO DE LOS VALORES BASICOS QUE TODO DOCENTE DEBE TENER ES LA CONGRUENCIA; mucho se ha perdido, mucho se ha convertido en discurso vano y perjudicial para nuestros niños y jóvenes, para nuestras escuelas, para nuestro México, porque no existe congruencia entre lo que PENSAMOS-DECIMOS Y HACEMOS. Pero cuando esto pasa con los maestros, o con los gobernantes o con los líderes religiosos, el daño es mayor; manejar un discurso en el grupo, o en el púlpito o en la administración pública y hacer exactamente lo contrario, tiene a este hermoso país al borde del colapso.
Y entonces… ¿Qué concepciones de aprendizaje me parecen congruentes con el enfoque por competencias? TODAS.
Expliquémoslo:
PRIMERO: Aunque Pere Marqués hace una extraordinaria síntesis de las principales corrientes del aprendizaje; ni son todas, ni podemos aislarlas o reducirlas a meras concepciones teóricas.
SEGUNDO: Seria una aberración pedagógica consignar que todo lo anterior fue malo y que lo único bueno son las corrientes actuales (que ya ni tan actuales son); es importante conocer, analizar, discutir, comentar y aprovechar todos los antecedentes con los que contamos para contar con bases sólidas de construcción de nuevos conocimientos.
TERCERO: Si se pretende que diga que el conductismo esta desfasado, que no sirve, que crea solo sambíes o que es casi satánico, porque ahora lo nuevo es el trabajo colaborativo, los aprendizajes situados, el desarrollo de competencias, el uso de las TIC’s, etc., etc., etc. Permítaseme decirles que “somos lo que somos y estamos donde estamos gracias a nuestros maestros” y aquí incluyo a los métodos de enseñanza, las corrientes de aprendizaje y los modelos usados.
FINALMENTE: Estoy de acuerdo en que las condiciones que nos están marcando las tendencias actuales , sobre todo por el fenómeno globalizador que pone sobre todas las cosas (educación incluida) a las condiciones económicas, obliga a los docentes a conocer, aplicar y evaluar nuevos métodos y procedimientos para la construcción de los aprendizajes; ahora los procesos deben estar encaminados al aprendizaje y no a la enseñanza; a los procesos más que a los productos; a la construcción más que a la memoria. Y para esto no es posible decir soy conductista, o constructivista o cognositivista o asociacionista, o etc. HOY REQUERIMOS EDUCADORES TOTALES.
domingo, 21 de junio de 2009
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Entre las explicaciones más plausibles de la mediocridad a la que se deslizó el sistema educativo-escolar, a lo largo de los dos o tres siglos, está la carencia de metas u objetivos explícitos para el proceso educativo.
ResponderEliminarPregunto, por ejemplo, ¿sabemos por qué razón los estudiantes de quinto año de primaria en México, deben aprender (cito literal del libro de texto gratuito de Historia de 5° año, segunda reimpresión –2005– de la tercera edición –2002–) que: En el siglo XVIII el Caribe era un mar internacional. España conservaba Cuba y Puerto Rico, pero había cedido a Francia parta de la Española –lo que actualmente es Haití– y además los franceses dominaban Martinica, otras islas menores y parte de Guayana.).
Acepto que la información contenida en el fragmento que cito no es del todo irrelevante, pero mi pregunta se dirige más bien a cuestionar si existe alguna razón explícita por la cual se decidió que los niños mexicanos de quinto año de primaria estudiaran esa información y no otra?
Toda elección trae implícita una renuncia. No pretendo defender, menos aún imponer, una opinión acerca de si debe o no debe enseñarse la Historia Universal en el quinto año de primaria o de cuál deba ser la manera de hacerlo en caso de que se tome esa decisión. Lo que deseo ilustrar es que no es fácil, talvez no sea posible, dilucidar el propósito de enseñar ciertos aspectos de la historia, de preferencia a otros, o el de enseñar Historia Universal o no enseñarla en ese grado de la educación básica.
El enfoque por competencias, relativamente novedoso, ha sido supeditado al contenido disciplinar de la educación escolar predominante. Así, no se pone en duda, ni mucho menos se renuncia a las disciplinas y sus contenidos, sino que se adapta el enunciado de las competencias, inclusive de las genéricas (tales como capacidad para la búsqueda de información o capacidad para la asimilación, retención y comprensión de la información), al contexto de la disciplina cuya enseñanza se ha decidido mantener.
En conclusión: no pienso que se deba tomar a las disciplinas o materias del currículo como pretextos para desarrollar competencias, sino que debemos partir de un diseño (designio, propiamente dicho) basado en competencias genéricas bien definidas y sobre esa base determinar cuáles actividades conducirán en forma óptima al desarrollo de las competencias cuyo desarrollo se considere necesario, sin preocuparnos por las materias que hasta hoy constituyen el currículo escolar. Es por ello que dudo de la realidad de las llamadas competencias disciplinares. Muy otra cosa son las competencias profesionales, las cuales, quizás también, deben ser liberadas de las disciplinas que han dominado la educación profesional.
Tenemos que decidir si hemos de educar teniendo como objetivo el desarrollo de competencias o si hemos de educar teniendo como objetivo el dominio de determinadas disciplinas. La diferencia no es en modo alguno intrascendente.